miércoles, 23 de abril de 2008

Enseñar a reflexionar

Hola a todos,

Excelentes las ideas que surgieron del trabajo mcon las maestras y los chicos. Puse de título ENSEÑAR a reflexionar porque, retomando lo que ustedes han dicho, la reflexión no es un hábito espontáneo (ni habitual) y menos en la práctica docente o en las clases de ciencias. Como dijo Mariela en el post anterior, este es nuestro propio espacio de reflexión (hay que predicar con el ejemplo, ¿vio?).

Excelentes las ideas que han propuesto. Va una idea más, esta vez de Campana.

Betty y Sabrina armaron un afiche para colgar en la pared del aula con la idea de que al final de algunas actividades puedan reflexionar sobre lo que aprendieron. Así, las consignas siempre son las mismas y la reflexión pasa a ser parte de la cultura de la clase de ciencias. Vean la foto aquí debajo:



También armaron un diario de reflexión para las docentes:



¿Cómo les está yendo con estas dos estrategia, chicas? ¿Qué resultados están teniendo?

Y para el resto, ¿qué otras cosas han intentado con este mismo propósito? (o piensan intentar, también vale)

Muchos cariños,
Melina

lunes, 14 de abril de 2008

Sigue la historia de Miriam

Queridos todos,

Hete aquí la continuación del caso de Miriam que nos trajo Josefina de Tucumán. Creo que si la hubiéramos armado, jamás habría salido tan redondita. Jose, estamos todos muy orgullosos del cambio que generaste en tan pocos encuentros.

Para resumirles lo que sucedió, Miriam se animó a trabajar con los chicos siguiendo nuestro enfoque cuando Jose se metió a participar en el aula. Y trabajaron viendo células de cebolla y de tomate al microscopio. Había dos microscopios de juguete (y uno de semi-juguete que llevó Jose). Los chicos trabajaron en estaciones. En una observaban las células, en otras dibujaban los microscopios. Al final, respondieron preguntas sobre lo que habían aprendido.

Esta es una muestra de parte del trabajo de un alumno:


En su reflexión, Miriam escribió:
"Aunque no trabajamos en un laboratorio, lo mismo al aula la utilizamos como si lo fuera. Los alumnos pensaron, elaboraron hipótesis, aunque ellos no sabían que lo hacían. Observaron también en el microscopio distintas clases de células (cebolla y tomate) y lo graficaron en sus carpetas. Luego dedujeron de lo que vieron y llegaron a la conclusión de que no todas las células son iguales. También observaron y dibujaron las partes de la célula y el microscopio.

La clase fue muy provechosa, donde participaron activamente los niños y afianzaron positivamente el tema de célula. Los alumnos, sin darse cuenta, fueron pequeños científicos en la hora de Ciencias Naturales."

Aquí les escaneo un pedacito de la reflexión de Miriam:

¡Impresionante!

Y, para que no crean que la discusión se termina acá (todo es un punto de partida), me gustaría discutir con ustedes un concepto que Miriam repite dos veces en su reflexión: Los chicos hacían ciencia PERO SIN DARSE CUENTA. No darse cuenta de que están aprendiendo a hacer ciencia es todavía para ella algo positivo, algo deseable. Nuestro desafío es que los chicos sean conscientes, cada vez más, de lo que aprenden y de cómo lo hacen (lo que en la jerga didáctica se conoce como "metacognición). Y que en ese volverse conscientes empiecen a disfrutar del aprendizaje, del esfuerzo, de adentrarse en nuevos mundos. Pero claro, enseñar esto no es tarea fácil.

¿Cómo ayudarían a Miriam a trabajar en esta dirección?

Abrazos a todos. Gracias a Jose y a Marie por traernos esta historia.
¡Los escucho!

Meli